El tema de los suplementos dietéticos me causa reacciones intensas. El
de este mes es, sin lugar a dudas, uno muy candente: los suplementos de aceite de pescado y los ácidos grasos omega 3.
El Houston
Chronicle publicó recientemente un artículo titulado:: «¿Han perdido su esplendor
los suplementos de aceite de pescado?» (Have fish
oil supplements lost their luster?) en el que mis colegas y yo hicimos los comentarios que se mencionan a
continuación.
Las mujeres en particular se están autorrecetando suplementos de aceite
de pescado para una serie de afecciones corrientes, como el asma, los cólicos menstruales,
la soriasis, el trastorno bipolar, la presión arterial alta, la depresión, el
trastorno por déficit de atención con hiperactividad, las complicaciones del
embarazo y, por supuesto, las enfermedades del corazón.
El pescado es bueno para el corazón.
El pescado es
una buena fuente de ácidos grasos omega 3, que tienen efectos benéficos
reconocidos en el corazón de las personas sanas y de las que sufren o están en
peligro de sufrir enfermedades cardiovasculares. Se ha demostrado que los
ácidos grasos omega 3 retrasan la tasa de crecimiento de la placa
aterosclerótica, reducen la presión arterial y disminuyen el riesgo de sufrir
arritmias (alteraciones del ritmo cardíaco), que pueden causar muerte cardíaca
súbita.
Los adultos podemos protegernos el corazón consumiendo pescado oleoso
por lo menos dos veces por semana. Yo les recomiendo mucho a mis familiares y
pacientes la dieta mediterránea (Directo al grano con la doctora Stephanie Marzo de 2013) porque promueve el
consumo de pescado y de alimentos ricos en ácidos grasos omega 3.
Por la misma razón,
la Asociación Americana del Corazón (AHA, por sus siglas en inglés) recomendó
que el adulto sano consuma una amplia variedad de pescado oleoso, como salmón,
atún, caballa, arenque y trucha, por lo menos una vez por semana. En las
mujeres posmenopáusicas y los hombres de edad madura y de edad avanzada, los
beneficios del consumo de pescado superan con creces los posibles riesgos de la
contaminación por mercurio sobre los que alertan la FDA y la Agencia de
Protección del Medio Ambiente (EPA).
Pero, ¿de dónde obtener los suplementos de aceite de
pescado?
El hecho es que
usted debería habituarse a los beneficios de los ácidos grasos omega 3, pero es
preferible que los reciba en la alimentación a que los tome de un frasco de
pastillas. Y no muerda el anzuelo de creer que el aceite de pescado es la
panacea de todas las enfermedades.
Las
pastillas no reemplazan la buena alimentación.
La excepción de esta regla la constituyen las personas
que tienen los triglicéridos demasiado altos (y corren el riesgo de sufrir
obstrucciones en las arterias), si no pueden modificar adecuadamente la
alimentación y el régimen de ejercicio. Cuatro gramos diarios de suplementos de
aceite de pescado pueden reducir la concentración de triglicéridos hasta en un
40%. Los suplementos de pescado y de aceite de pescado pueden disminuir ligeramente la presión arterial, pero
las pruebas científicas no demuestran que puedan sustituir los medicamentos
para la presión arterial que el médico le haya recetado. Tómese los medicamentos y siga al pie de la letra las indicaciones del
médico.
Seguimos estudiando los
mecanismos mediante los cuales el aceite de pescado reduce el riesgo de las
enfermedades cardiovasculares. Espero volver a hablar de ese tema pronto.
Entretanto, les aconsejo pasar por el mostrador de pescado del supermercado el
4 de julio.
¡Hasta la próxima! 
Stephanie Coulter, MD
Si desea más información sobre nutrición, visite el Centro de Información Cardiovascular del Texas Heart Institute (Instituto del Corazón de Texas).
Visite los archivos de «Directo al grano» del sitio Web del Instituto del Corazón de Texas para enterarse de otras formas en que las mujeres pueden cuidarse el corazón.
¿Hay algún tema sobre el cual le gustaría preguntarle a la doctora Stephanie? Envíenos un mensaje de correo electrónico a women@texasheart.org y es posible que su pregunta sea el próximo tema de «Directo al grano».